La inspiración para este jardín fue un muro de ladrillo recientemente expuesto, que da carácter al entorno. Proporcionando estructura se encuentran dos árboles maduros. Un abedul y un olivo se integran perfectamente con una variedad de plantas amantes de la sombra, que prosperan en el microclima formado por el muro. La paleta vegetal efímera y cambiante proporciona un paisaje exuberante durante todo el año.
La combinación de líneas rectas que delinean las diferentes areas y la vegetación suave crea un equilibrio armónico, en el que la luz y la sombra se entrelazan, acentuando el contraste del jardín. Una fuente cuidadosamente posicionado sirve como punto focal dentro del césped de flores silvestres, atrayendo aves y polinizadores por igual. Arropada bajo las sombra del abedul, un área de estar apartada invita a momentos de contemplación y reposo, completando la atmósfera tranquila del jardín.